Miles de mujeres se movilizaron en Montevideo el 8 de marzo en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, donde la reivindicación por Palestina resonó en todas las proclamas y convocatorias. Desde tempranas horas, la Plaza Independencia se convirtió en un punto de encuentro significativo, donde se percibía una atmósfera de solidaridad y acción.
Aproximadamente a las 16:00, entre el bullicio y la energía de la plaza, se podía observar una escena común: una chica aplicando brillos violetas en el rostro de otra, simbolizando la diversidad y la unión que caracterizan a esta jornada. La presencia de mujeres de todas las edades y sectores sociales era evidente, así como la multiplicidad de causas que abrazaban.
Organizaciones como el PIT-CNT, Fucvam, Cotidiano Mujer, Coordinadora Mujeres Asentamientos, Mujeres del Oeste, Mujer y Salud en Uruguay, Olla Juan Ramón Gómez, la FEUU, Cirqueras Feministas, Colectivo Trans del Uruguay, entre otras, se congregaron para demandar diversos cambios y justicias. Entre las pancartas y banderas que ondeaban en la plaza, destacaba la causa palestina, expresando solidaridad y exigiendo el cese al fuego inmediato en Gaza, donde miles de personas han perdido la vida, principalmente mujeres y niños.
Previo a la marcha hacia la Universidad de la República (Udelar), programada para las 18:30, dos actrices leyeron la proclama que resonó con fuerza en la plaza, reafirmando la lucha por los derechos de las mujeres y denunciando las injusticias de género. En otro punto de concentración, la Plaza del Entrevero, el Tejido Feminista convocó a una manifestación que incluyó desde un picadito de fútbol hasta consignas de resistencia y empoderamiento.
La plaza Libertad también fue escenario de la movilización, donde se exhibieron puestos de artesanías y se destacaron los mensajes de resistencia y memoria, recordando a las mujeres que han luchado y las que continúan la batalla por la igualdad y la justicia. En este espacio, mujeres de diversas colectivas de la periferia compartieron sus realidades y demandas, haciendo hincapié en la urgencia de medidas como la implementación de una renta básica universal y la autonomía económica para las mujeres.
El compromiso con las infancias también estuvo presente en la marcha, con el colectivo Maestras Feministas resaltando la importancia de atender las necesidades y vulnerabilidades de los niños y niñas en un contexto de creciente desigualdad.
En resumen, la jornada del 8M en Montevideo fue un testimonio vibrante de la fuerza y diversidad del movimiento feminista, donde la solidaridad y la lucha por la justicia social se entrelazaron en un llamado conjunto por un mundo más igualitario y justo para todas las personas.
