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Cuando ves algo lindo: ¡Suricata!

Suricata Second Hand llega en novedoso formato: “Perchero Andante”, con lo mejor de la moda vintage y casual a precios super accesibles.

Las primeras ventas que recuerda eran dos señoras que iban a ofrecer ropa usada. En su adolescencia, las primeras remeras de rock que usó las compró de segunda mano. A los 18 años su padre le regaló su primera máquina de coser. Su tía le ayudó un montón porque se dedicaba a la confección de prendas. Su madre siempre la apoyó en todo y su hermano la acompañó a estudiar diseño industrial en la UTU y hoy diseña para su marca. Se dio cuenta yendo a Montevideo que la forma de vestir allá es mucho más diversa y quiso traerla acá dando el salto de casual al vintage. 

Loana Pizarro tiene 23 años, es  activista, militante social, amante de la danza candombe. Jugó al fútbol en Juventud de Las Piedras. Siempre le gustó el rubro automotriz, por vueltas de la vida hoy es trabajadora de Yazaki y tiene pasión por el mundo de la ropa. Es la protagonista de Suricata Second Hand, un emprendimiento que pasó con el tiempo de un hobby a una manera de ofrecer una pasión a los demás. 

En la tarde de ayer, con Foto de Perfil, nos tomamos un café con Loana para conocer más de su historia personal y las motivaciones que encuentra para seguir desarrollando su concepto de marca. Les invitamos con ánimo a detenerse en el tiempo y leer nuestras impresiones de la charla. 

Llueve. Loana sale de una jornada extensa de trabajo, llega mojada, sin paraguas, pero con una sonrisa que contrasta con los gris de la tarde y su uniforme. 

“Cuando ves algo lindo: ¡Suricata!” nos dice imitando con gracia la particular forma de pararse y mirar de las pequeñas mangostas africanas. El nombre surgió en un juego de niña con su sobrina. Rememora también escenas de la isla en “The Life of Pi”, [ la película estadounidense dirigida por el director de cine taiwanés Agn Lee estrenada en 2012, basada en la novela homónima del escritor canadiense Yann Martel y en el libro Max e o Felinos del escritor y médico brasileño Moacyr Scliar.] 

El emprendimiento tiene cuatro años, pero vende ropa desde sus 14. Una primera imagen que tiene cuando nos ponemos en tema es el recuerdo con cariño de una vieja máquina de coser que había en un cuarto de la casa de su abuela. 

De adolescente empezó poniéndole tachas a sus jeans, haciéndolos short, cortando las mangas de las remeras para que le quedaran más cómodas o haciéndolas top. Con el tiempo aprendió que eso era “customizar” y lo aplicó siempre en su vestir. 

Un día el padre llegó con una bolsa de ropa, eligió alguna que le gustaba para quedarse, regaló otra, y con el resto se dijo: “¿Por qué si te gusta no te dedicás más a la ropa?” y tuvo la idea de vender. Buscó moldes por internet en la ceibalita, en los ratos libres del liceo, cortó y modificó las prendas, pero todavía le faltaba un empujón. 

Una foto de un top que se había hecho con una remera subida por accidente a Facebook fue el impulso que faltaba. Tuvo varios comentarios de elogio y varios más queriendo comprarlo. Fue ahí que se le prendió la lamparita de publicar y vender, mucho antes que la opción de marketplace existiera. 

“Cuando estuve en Barcelona quedé impactada con laugiseD” 

Siendo estudiante del liceo Manuel Rosé tuvo en 2014 la oportunidad con el coro de participar en un importante festival en España. La cita era al Corearte en Barcelona, y para poder llegar se hicieron entre otros beneficios varias ventas grandes de ropa, que ayudó y disfrutó de organizar junto a sus compañeras y compañeros de viaje. 

Al llegar a la capital de la comunidad autónoma de Cataluña quedó impactada al conocer la marca Desigual. [ Compañía española de la industria de la moda fundada en 1984 por Thomas Mayer, conocida por su estilo característico basado en tejidos étnicos y composición en patchwork. Con una comunicación disruptiva y alegre en campañas novedosas logró saltar de su sede inicial de ventas de segunda mano en Barcelona a tener hoy presencia en 107 países con colecciones propias que marcan tendencia.]

“ Los cortes, los colores, las texturas, los conceptos. El empapelado de los taxis y la ciudad con la marca, la gente vistiéndola. Me traje un catálogo y lo empecé a estudiar”, fue un antes y un después, nos cuenta con emoción que no quiere disimular. 

Llegó del viaje decidida a hacer ferias americanas en su casa. Y con el apoyo de su madre empezó a conseguir prendas para organizar las primeras. Elegía ahora pensando especialmente en los gustos de posibles clientes. “Tenía que saber lo que necesitaba el otro para poder ofrecerlo. La ropa que me gusta la trabajo, la cuido, la arreglo y muchas veces la intervengo”.

 

Su pasaje laboral a los 18 años por el oulet de una marca reconocida en el medio local le dejó muchas enseñanzas, de las buenas, que reafirmaron su pasión, pero también de las otras. “Amaba mi trabajo, ganaba más en comisiones por venta que por mi salario”.

 La experiencia duró casi tres meses, porque la echaron antes de que se cumpliera el plazo formal para mejorar su contrato.  Leyendo las etiquetas aprendió más sobre las telas, los nombres que le ponían a las prendas, las colecciones por estación, la procedencia, el problema de los talles. 

“Pero también conocí el consumismo extremo.  Una clienta que venía  en su media hora de descanso después de cobrar y se llevaba 10 prendas y más, todos los días hasta quedarse sin plata, como un vicio que tenía admitido y no podía controlar. O la competencia entre vendedoras por llegar a una meta que te impone la gerencia.” 

Con todo este bagaje arriba, crea Suricata con la idea de trascender el concepto de feria americana y poder darle otro valor al emprendimiento.  Creó redes sociales, empezó a profundizar en los perfiles de cliente, a observar en Las Piedras que ropa vestían las y los jóvenes, que marcas elegían, como las combinaban. Y también a estudiar el mercado de precios para poder obtener ganancias. 

Dio el salto de lo casual a lo vintage cuando empezó la escuela de Danza en el Sodre y frecuentar a diario Montevideo. 

En un par de camisas estampadas bastante retro fue la primera inversión para ver si las vendía. Estudió  marcas y tiendas que se dedicaban exclusivamente a lo vintage y perfiló un sector de Suricata para ofrecer esta oportunidad en Las Piedras. La respuesta de la gente fue buena y se volvió un estímulo importante mucho más allá de lo estrictamente económico. 

“La vestimenta allá es mucho más diversa: lo cuadrillé, lo estampado, lo colorido, las camperas tipo bomber, los pantalones con flúor de nylon, las camisas floreadas, las hombreras, los bordados.  Y quise ofrecer esa posibilidad acá.” 

Una tarde con su hermano Nico, arrancaron para la UTU con ganas de estudiar y vieron el Curso de Diseño Textil y lo cursaron por un año. 

Con una profe de más de 30 años de docencia aprendió mucho sobre las faldas rectas, las cortas, las tableadas, que se volvieron a poner de moda. En tejeduría, la profe estuvo horas con paciencia para enseñarle puntos que no conocía ni entendía bien hasta que los aprendía. Aprendió también a estampar ropa de diversas formas, ¡hasta con papel de regalo!

“Aprendí un  montón, me enseñaron a usar la máquina industrial y la diversidad de ropa que puedo hacer”. 

Los  meses de ferias en Cézanne, [Espacio cultural ubicado en el centro de la ciudad de Las Piedras, dedicado al estímulo de las artes con fuerte apuesta a lo emergente y local, atendido por su propio dueño Osvaldo Sierra] también significaron para Loana y Suricata una valiosa experiencia que ayudó a sobrellevar la situación de pandemia. 

“Osvaldo me dió una mano grande para animarme, sobre todo, para creer en mi emprendimiento y capacidades de llevarlo adelante.”

Le tocó trabajar también para rebuscarse en algún taller de la zona por 8 pesos la prenda  para una marca, por menos también. Una jornada de 12 horas no me rendía a veces para un jornal digno. Por eso sigo apostando a que la gente reutilice y encuentre nuevo valor a una ropa ya usada.  

“Yo estuve en la industria y sé de la explotación que hay”.

Lo hace,  porque realmente le gusta. Si alguien puede tener la misma prenda más barata, cuidando el entorno y apoyando a un emprendedor local. Además sin perder su estilo, se siente conforme. Va mucho más allá de la ganancia. 

En modo “Perchero Andante” activado, su idea es llevar su visión sustentable a otros públicos y que siga rodando. 

“Me gustaría que la gente vaya, mire y conozca. Que revuelva y sepa que acá hay moda vintage. ¡Y si encuentra algo que le guste genial!”

Podrán encontrar el Perchero y ropa a precios muy accesibles visitando las redes de Suricata.

También felicitar a Loana por su energía ahora que le conocen un poco más.

 ¡Desde Foto de Perfil les invitamos!

John Díaz Cortés.